La adoración que sienten muchos fanáticos por la música, les lleva a mimetizarse con sus ídolos. Tanto es así que para identificarse con cierta cultura urbana llegan a adoptar una estética común, que les asocie a sus semejantes. Cada género musical dicta una particular moda entre sus adeptos. La música disco tenía sus pantalones de campana, la cultura Hip-Hop las camisetas deportivas holgadas, el ska las botas Doc Martens y los tirantes, y por supuesto el heavy metal las cadenas y la indómita vestimenta de cuero. Para que esta estética fuera adoptada por miles de “metaleros”, Rob Halford, vocalista de Judas Priest, jugó un papel determinante.
Sabedor de que el carácter de su música, rudo y desenfrenado, no iba acorde con una vestimenta basada en los pantalones de bota ancha y las camisas de seda, decidió cambiar de imagen. Un sex-shop londinense llamado Sr. S fue el lugar escogido por el bueno de Rob para abastecerse de numerosas prendas de cuero y accesorios de metal, utilizados en la subcultura gay de los 70 llamada BDSM. El resto de componentes de Judas Priest no tardaron en seguir el ejemplo del cantante, estableciendo así el estilo de la banda. La nueva vestimenta lejos de hacerles parecer afeminados, entroncaba perfectamente con la dureza y aspereza que se desprendía de sus temas.



