Eran los años 80, y Ozzy Osbourne, fuera de Black Sabbath, se encontraba en plena gira de "Diary of a Mad Man". En pleno concierto celebrado en Des Moines, Iowa, un murciélago cayó desmayado en mitad del escenario debido al calor generado por la iluminación. El bueno de Ozzy, pensando que era un murciélago de plástico que alguien le había tirado al escenario, decidió arrancarle la cabeza de un mordisco. Después del concierto el cantante tuvo que ser trasladado a un centro médico, donde le aplicaron una serie de vacunas antirrábicas, una experiencia que según palabras del propio Ozzy, ha sido de las más dolorosas y horribles de toda su vida.
No obstante este no fue el único episodio en cuanto a decapitaciones se refiere. Años más tarde se repetiría la jugada en una fiesta de la Epic Records, discográfica por la cual había fichado. Se presentó en mitad de la velada con dos palomas en su bolsillo, con intención de hacer algún truco de magia pensarían algunos. Ante el estupor de muchos de los asistentes, Mr. Osbourne soltó a una de las dos palomas y a la otra le cercenó la cabeza de un mordisco. Según se pudo saber posteriormente, este segundo caso no fue más que una estratagema publicitaria pensada por el matrimonio Osbourne, para intentar atraer la atención de su nueva discográfica.

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